No es común {Renesmee}

Había terminado con los asuntos que me había encargado Aro, todos esos vampiros que no cumplían las normas me tocaban a mi, me tocaba seguirlos y averiguar mas acerca de lo que habían hecho, yo y mi hermana, sin embargo mi hermana se me había perdido y yo había ido solo. Caminé por los pasillos del gran castillo Vulturi buscando a Félix o a Santiago, por lo menos a Renata o Heidi, pero no había nadie cerca.
Entré a lo que sería una cocina de humanos, un lugar donde nuestra recepcionista humana dejaba sus alimentos dentro de un refrigerador. También en ese lugar había sangre por si acaso, pero nos gustaba más beber de la presa fresca.
Miré en el interior y vi a Renesmee allí sentada con lágrimas en los ojos, me habría alegrado si no fuera porque esa chica hacía algo dentro de mi. Sabía que tenía don al igual que nosotros y no solo uno, cada vez tenía más y los desarrollaba mejor, era una Híbrida fascinante.
-Hola Renesmee- dije mientras me metía al lugar y fingía buscar algo en el refrigerador, aunque no comía no tenía ganas de nada más que de hablar.
Miré sus ojos, quería beber su sangre porque me atraía pero me contuve.

Hambre, tenía mucha hambre pero a diferencia de la hambre común osea la sangre, tenía mas ganas de alimentarme de comida normal, aquí y a penas había de esa comida y claro estaba lleno de humanos para alimentarme pero yo me rehusaba a beber su sangre, siempre pedía de animal y me miraban como bicho raro, pero no dejaría que eso me afectara, yo no iba a romper mi dieta animal por una simple familia.

Entré a la cocina y fui directamente hacia el refrigerador como le hacía con mi antigua casa, la mansión Cullen, como la extrañaba, extrañaba a mis padres. Abuelos, tíos y sobre todo a Jake. Mi jake que no había visto desde hace unas semanas que parecía una eternidad, lo quería tanto que estar lejos de el me dolía de formas inexplicables.

Tomé lo primero que vi del refrigerador; una gelatina y jugo de naranja. Comencé a pensar que realmente necesitaba a Jake cerca de mi, aquí o en cualquier otro lado, simplemente lo necesitaba conmigo.

Las lagrimas salieron de mis ojos sin avisar y me eché a llorar, ¿Qué había echo yo para merecer esto?. No habría parado de llorar pero vi que Alec entró y me sequé las lagrimas en un torpe intento de que no viera nada, pero estaba claro que me había visto llorar y era fácil imaginarse por quien lloraba.

-Hola Alec- dije sin más antes de meterme la cucharada de gelatina en la boca masticándola con fuerza, tanta que me sacaría sangre si no fuera media vampira.
Lo miré buscar algo en el refrigerador y contuve mis ganas de reírme, ¿Qué buscaba el allí?, claro no podía decir que tenía hambre ya que el no comía alimento humano.
-¿Qué demonios buscas?- dije entre risas y bebiendo jugo con una mirada divertida.