Intenta escapar y acabarás muerta {Grace}

Había seguido a la hermana de Frannie directamente hasta donde quedaba el cementerio de la cuidad, sinceramente no había nada lindo en esa familia, la odiaba por completo no la soportaba. Mi hermano me había dejado por esa familia de idiotas en vez de venir conmigo, todo el rencor que tenía estaba demasiado elevado y no lo podía dejar pasar, además en el infierno siempre se nos había enseñado a ser vengativos y eso era lo que iba a hacer.

Sabía que a la chica no me le podía acercar mucho porque está muy pegada al cielo como su padre, por eso traía un cuchillo especial que dañaba a ángeles, nada podía ser mejor, quizá con suerte podría dañar a la humana casi ángel y después iría por su hermana Frannie.
Ella fue enfrente de una tumba y yo me quedé unos pasos detrás recargada en un árbol.
-Sabes que es inútil hablarle a un cuerpo, si realmente quisieras hablar con el sólo debías invocarlo- dije con una sonrisa diabólica mirándola con desprecio.

Hoy mi hermano cumplía años de muerto, siempre me pongo a pensar como sería él si estuviera vivo, pero los simples recuerdos de aquel día me hacen sentir un gran nudo el la garanta el cual bloque todos mis sentidos.

Todos los años lo iva a visitar a panteón y le contaba todo lo que había pasado con nosotros durante todo el año.

Salí de mi casa y fui directo al cementerio, en el camino recorde el gran recon que sentía hacia Frannie y que discimulaba por lo que le había hecho a nuestro hermano; aquellas imágenes de su muerte me hacen sentir culpable porque yo vi todo lo que sucedió y pude hacer algo para evitarlo pero solo me quedé en la ventana mirando como Frannie se molestaba con él y tiraba de su pie.

Cuando llegué al cemenerio mis pensamientos callaron y lo único que hice fue ir directo a la tumba de mi hermano y sentarme junto a ella. Miré fijamente la placa con su nombre y de inmediato las lágrimas brotaron sobre mis ojos, con gran esfuerzo dije ante su tumba: -hola, he venido a contarte de nuevo todo lo que ha pasado-, derrepente una voz me interrumpió.

Me paré de inmediato y volteé a ver quien era; una chica estaba recargada en el árbol que tenía enfrente, era muy parecida a Luc pero tal vez era una simple concidencia.

-¿Te puedo ayudar en algo?- le die mientas me limpiaba las lagrimas de la cara.

De arriba hacia abajo mi vista de pasaba por ella, tan ilusa y tonta que se veía allí, sin siquiera saber que su hermano no esta con ella por andar con la guerra entre Ángeles y demonios, si sólo supiera que su hermano tiene mejores cosas que hacer que escucharla, quería decirle todo pero lo único que quería hacer era alejar a esa familia de mi hermano y de mi, aunque dañarlas fuera una salida.

Mi mirada se volvió azul y luego regresó a ser del mismo color de antes, un verde grisáceo. Mi sonrisa malvada no se iba de mi rostro, así era yo, y también yo era de las que iban directo al punto así que iba a hablar con la chica sin rodeos, no quería perder mi tiempo.

-Dejemos las cosas claras, yo te conozco y tu a mi no- me separé del árbol y eché una mirada a la tumba para luego regresar a sus ojos. –Quiero a Luc de vuelta, se que andas tras de el igual que tu estúpida hermana y quiero que paren las 2, créeme no vengo a dañar pero poco a poco van a llegar muertes si no te alejas de el- dije mientras la miraba a sus ojos espantados, quizá sonaba como una exnovia celosa de luc, a pesar del parecido el tenía mejor cara que yo, yo simplemente daba miedo cuando quería.

Caminé rápido en un abrir y cerrar de ojos hacia ella y movía mi cabeza de forma sádica.
-Tu hermano te manda saludos- dije y me senté sobre la tumba sin que me importara nada, aunque de echo no había nada que me importara mas que mantener a esas lejos de Luc.